CRÓNICA: DOMINGO 19 DE NOVIEMBRE

El último día de la II Reunión Nacional de Comunidades Católicas de Sordos dio inicio en punto de las 8:30 de la mañana con la ambientación por parte del Ministerio de Música de la parroquia de San Pío X para dar paso a la oración de esta mañana dirigida por el Seminarista Diego Humberto Bagnod Serrato quien se encuentra estudiando en el Seminario de Hermosillo, “Juan Navarrete y Guerrero”.

Luego Alvaro Córdova presentó el recuento del día anterior con fotos.

Después Brenda Peña realizó una dinámica llamada “Aprende a trabajar con lo que tienes” que nos ayudó a reflexionar acerca de que hay que aprender a vivir y trabajar con las cosas que se tienen y no quejarse de lo que no se cuenta. Que con lo que yo tengo, a partir de eso aprender a trabajar.

Continuando con el programa los participantes respondieron una evaluación acerca de esta reunión y los resultados serán entregados a la siguiente sede para que cada vez se realice mejor.

Luego pasamos al intercambio de regalos, donde cada participante trajo un recuerdo de su Estado.

Llegó el momento de la misa que ofició Mons. José Ulises Macías Salcedo, Arzobispo de Hermosillo, quien comentó que estaba muy contento y emocionado de saber que se esté abriendo el corazón y las puertas de la fe y la catequesis a muchos hermanos entre ellos los presentes.

“Por poco suelto el micrófono y me dan ganas de orar a Dios con el cuerpo, esta oración llega a Dios porque se hace con el corazón”, mencionó Don Ulises al inicio de la misa.

Durante la homilía el obispo comentó que al ver a una pequeña niña intentando empezar a aprender el lenguaje de señas, lo hizo pensar en nuestra Iglesia que también está empezando a darse cuenta de que tiene que llegar con su Buena Nueva a todos los hermanos sordos.

“Se habla de que en México hay 300 mil sordos, y anoche pensaba a cuantos de esos sordos les habrá llegado esta oportunidad de abrir su corazón para que el Evangelio, la Buena Nueva llegue a sus vidas.

Así está la Iglesia en estos momentos, como esta niña, empezando a caminar y entender que el Evangelio es para todos.

La primera vez que me tocó ver que estaban interpretando una misa, me sorprendió y emocionó, y ahora ya nosotros empezamos a ver en nuestra patria.

Ya no es sólo un lugar en México, aquí está la prueba, varias diócesis estamos presentes. Antes de estar en Hermosillo, estuve en Mexicali y ahí comenzamos con este esfuerzo, y ahorita que salude a las personas que vienen de allá me da gusto ver que siguen evangelizando.

Hace tres años en una asamblea episcopal, les presentamos a los obispos reunidos este proyecto pastoral de atenderlos, de tomarlos en cuenta, ellos se conmovieron y más de uno me dijo: ‘yo no sabía de esto’ y ciertamente se sembró la inquietud, la esperanza.

Ojala que logremos y hay que intentarlo, que los 300 mil hermanos sordos sean evangelizados y ponerles en el corazón a Jesús y su evangelio.

Hay un refrán nuestro que dice ‘el bien no hace ruido, pero tampoco el ruido hace bien’, ciertamente cuando se hace el bien, la caridad, obras maravillosas que se hacen en silencio, nunca se publican en los periódicos, ni son noticia en la televisión y la radio, el bien no hace ruido.

Pero tampoco el ruido hace bien, vivimos en una cultura de ruido, los carros traen aparatos de sonido puestos a todo volumen.

Estando en muchos lugares, el ruido ensordecedor no deja ni siquiera platicar, los niños frente a la televisión hay que sacudirlos más que hablarles para que se den cuenta de que les estamos hablando.

Una de las causas del estrés que alguien llama la enfermedad del día actualmente, es el ruido.

Necesitamos del silencio. Jesús mismo buscó durante su vida tan llena de actividad momentos de silencio, pasó las noches alguna vez en silencio, buscaba durante el día momentos de silencio.

Si el ruido nos hace bien, el silencio nos hace mucho más bien. Muchas veces no somos capaces de conocernos ni nosotros mismos por tanto ruido.

No siempre encontramos ese silencio que nos hace falta. Una persona callada, que sabe buscar estos silencios, normalmente es una persona madura, piensa, planea, por eso el silencio es una bendición de Dios.

Su silencio al no escuchar es una bendición, una oportunidad para no distraerse tanto y pensar, pensar, madurar.

Sin embargo no deja de ser algo que no es fácil de aceptar, si es una bendición de Dios, por eso a Jesús también le interesaron las personas como ustedes y curó a varios sordos.

Una señal para reconocerlo a Él como el enviado de Dios sería que los sordos escucharían y tocó sus oídos y los sano físicamente pero hoy sigue sanando de otras formas a muchos otros.

La bendición de un milagro de Dios para curar la sordera no es tanto, el verdadero milagro es que la voz del Señor les llegue al corazón.

Bendito milagro que hizo el Señor entre quienes inventaron este sistema.

Dios sigue comunicándose con ustedes a través de esto. Es un milagro que haya gente interesada que en nombre de Jesús quieren que él también llegue a sus corazones. Y los veo entusiastas, comprometidos.

Me da gusto ver padres y saber que la iglesia aun sigue haciendo milagros en nombre de Jesús para que él llegue al corazón, bendito milagro.

Me emociona y gusta que aquí en la diócesis un sacerdote, el padre Martín Hernández, se interesó. Al menos desde que yo estoy aquí fue el primero que estuvo en contacto con ustedes y se involucró y aprendió, después invitó al padre Martín Peralta y en un momento estuvieron los dos Martines con ustedes.

Ahorita el padre Martín Hernández estudia en Roma y Martín Peralta sigue trabajando pastoralmente y esa inquietud también la están sembrando en el seminario.

He visto a dos o tres seminaristas haciendo el esfuerzo y lo logran, gracias muchachos.

Que el Señor siga haciendo milagros, la Iglesia como esta niña, está aprendiendo a hacer esto, crezca y madure y llegue a todos porque también ustedes como nosotros somos hijos de Dios y tenemos derecho a la Buena Nueva de Dios.

Agradezcamos el milagro de esta reunión, porque no es fácil desplazarse, dejar compromisos y con esperaza y alegría haber vivido estos días.

Pidamos a Dios que siga haciendo milagros como Jesús hizo en su tiempo, curar con su amor y sanar la sordera no solo la física sino con el corazón, porque habemos muchos sordos del corazón.

Pidamos a María, que bello título ‘Madre del Silencio’, que pida para que todos los hombres y mujeres sepamos escuchar al Señor.

Y que regresen con bien a sus lugares de origen. Un saludo afectuoso de parte de esta Iglesia a sus comunidades, que Dios los bendiga para que sigan siendo ese milagro que hoy Cristo realiza en nuestros hermanos”.

Al finalizar la Eucaristía se bendijeron unas imágenes de Nuestra Señora Madre del Silencio y con oración a ella.

Para continuar se realizó un momento de ambientación para luego pasar al tema del Establecimiento del Primer CPN de la Pastoral de Sordos Católica de México, donde se analizó si se aprobaba o no, y después de mucho tiempo de analizarlo, de dar opiniones se llegó a la conclusión de si crearlo, se hicieron tres propuestas para la organización el CPN:

1.- Una Diócesis encargada del CPN

2.- Por regiones: Norte, Sur, Occidente y Centro (integrados por un sacerdote, un laico intérprete y un sordo)
3.- Representante por cada una de las comunidades.

Después de la votación el resultado por mayoría de votos fue para la propuesta número 2, se quedó acordado que cada región enviará los nombres de cómo quedará integrado el CPN.

Y para finalizar se hizo la votación para elegir la sede de la III Reunión Nacional de Comunidades Católicas de Sordos, quedando de 9 votos 6 para México D.F. y 3 para Aguascalientes.

De ahí se tuvo la comida, se terminó de realizar el intercambio de regalos y finalmente se clausuró oficialmente la II Reunión Nacional de Comunidades Católicas de Sordos.


* Todas las opiniones que se realizaron al momento de discutir la creación del CPN se les enviará por email ya que se capturen.